En Aikido la relación entre tori y uke va más allá de la necesidad de un compañero para la práctica. Cuando practicamos como tori o uke, seguimos siendo nosotros mismos. No podemos separar ambos trabajos ni dirigirlos en direcciones contrarias, e indiscutiblemente, el trabajo de uke debería llevarnos a ser mejores aikidokas. La alternancia de roles permite observar la relación desde dos puntos de vista distintos. Ukeru, del verbo recibir en japonés, se convierte así en un componente imprescindible del estudio, que requiere de atención y acción por parte de uke(el uke vivo del que nos habla Endo sensei), pues es desde ese lugar desde donde se puede observar la técnica, no sólo en su forma externa, sino percibir también lo interno. Es en esta unión de tori y uke donde se crea la técnica. Es en el encuentro del ki de ambos, a través de la intención y de la fuerza de uke, y de la recepción y guía de tori, sin choque, sin lucha, sin ánimo destructivo, donde nace el Aikido. “Es desde la mirada de uke desde donde podemos observar la técnica”, Luís Mochón sensei. “Somos el universo observándose a sí mismo”, Alan Watts. “Yo soy el Universo”, O’Sensei.
Aikido instructor